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jueves, 25 de abril de 2013

Día de la Tierra


Esta famosa carta, dirigiada por el jefe Seattle al presidente de Estados Unidos en 1854, se ha convertido en símbolo de la defensa de la naturaleza. El jefe se sorprende de que a la riqueza natural se le pueda poner precio, de que puedan comprarse los árboles, ríos, consumir especies hasta su exterminio... He aquí el texto completo, extraído de Ciudad Seva.
Carta del Jefe Seattle alpresidente de los Estados Unidos
[Carta: Texto completo.]
Jefe Seattle
Nota
El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, promete crear una "reservación" para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855.
El Gran Jefe Blanco de Wáshington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Wáshington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.
Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?
Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.
Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Wáshington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.
Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.
La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un  salvaje y no comprendo.
No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.
¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.
El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.
Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.
Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.
Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.
Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.
Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.
La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.
Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.
Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.
¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.
¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.

miércoles, 24 de abril de 2013

El día de la Tierra

El 22 de abril se celebraba el Día de la Tierra y, aunque tarde, he aquí un libro que dignifica uno de sus más bellos elementos: el agua. El hombre de agua es una obrita de Ivo Rossetti que ilustra Gabriel Pacheco. Relata la búsqueda de la propia identidad por parte de un hombre azul, nacido de las gotas de agua de un grifo abierto. Está editado por Kalandraka, en la colección "Libros para soñar". Como muestra, un botón, azul.


lunes, 15 de abril de 2013

LIBROS PROHIBIDOS


Farenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel, además del título de una de las novelas más representativas de Ray Bradbury. En ella se recrea un mundo futuro en el que los libros, todos los libros, están prohibidos y son considerados perniciosos porque crean dudas, propician preguntas y apuntan respuestas, porque promueven la diferencia en un mundo donde la felicidad se asocia a igualdad, entendida esta como homogeneidad y linealidad de pensamiento. Los héroes morales de este universo son los bomberos, cazadores y exterminadores de libros; los antihéroes serán los hombres-libro, quienes ocultan las grandes obras literarias de la humanidad en el lugar más recóndito: la memoria. Farenheit 451 se publicó por primera vez en 1953, era una crítica a la censura voraz del “macarthismo” y, en general, a todas las sociedades que queman o prohíben libros; hoy es un clásico de la literatura cadete y está editado en Minotauro por un precio poco prohibitivo: en torno a 8 euros.

  

viernes, 12 de abril de 2013

97 Formas de decir te quiero.

97 FORMAS DE DECIR TE QUIERO

JORDI SERRA.

Cristóbal no sale de su asombro cuando Daniela, una joven desconocida, le revela que ambos murieron veinte años atrás con la promesa de reencarnarse. Pero más atónito queda aún cuando investiga la terrible y fascinante historia contada por Daniela. Es entonces cuando surge el misterio, y también la esperanza de que un gran amor roto renazca. Aunque todavía queda una última clave por desvelar...

Doña Rosita la soltera

Doña Rosita la Soltera" ó también se llama "El Lenguaje de las Flores"

Federico Garcia Lorca. 

Doña Rosita, vive con su tía y su tío. Ella es joven y bella, y tiene un gran afecto por las flores de la mansión en la que vive. La relación con los 2 tíos no es diaria, ya que se ven temporalmente. Hay un sobrino que es de Tucumán y debe regresar a su país , pero como ambos estaban de novios, le promete casamiento.
Este sobrino vuelve a argentina y le manda muchas cartas a Rosita, en una ella le ofrece casarse por poder.
Tras 10 años, el tío ha muerto y Rosita ya no irradia juventud como antes, pero mantiene en secreto el engaño a su prometido, el cual ya contrajo matrimonio en su país.
La tía y Rosita deben dejar la casa en la que vivían con toda comodidad y mudarse a una más humilde, esto debido a que el tío la había hipotecado para poder comprar el ajuar a su querida sobrina.
Algo que se repite simbólicamente en esta obra es el caso de la rosa que cultivaba el tío en el invernadero.

lunes, 8 de abril de 2013

LIBROS PROHIBIDOS

Porque desde aquí fomentamos la lectura y, antes que nada, la libertad de leer, bueno es recordar que los libros han sido y son prohibidos con frecuencia, demonizados y condenados a la hoguera, al olvido o al silencio. Las razones son obvias y diversas: los libros hablan, contradicen, desobedecen, replican, muestran... He aquí, para iniciar el homenaje a los libros condenados, parte de la lista del Index Librorum prohibitorum que la Sagrada Congregación de la Inquisición elaboró y que estuvo vigente hasta 1966:
  1. Erasmo de Rotterdam (1500)
  2. François Rabelais
  3. Giordano Bruno
  4. René Descartes (1633)
  5. Thomas Hobbes (1649-1703)
  6. David Hume (1761-1872)
  7. Denis Diderot
  8. Honoré de Balzac
  9. Émile Zola (1894-1898)
  10. Anatole France (1922)
  11. Henri Bergson (en 1914)
  12. Maurice Maeterlinck
  13. André Gide (1952)
  14. Jean-Paul Sartre (1959)



EL PRINCIPE DE LA NIEBLA

EL PRINCIPE DE LA NIEBLA

CARLOS RUIZ ZAFON,



Los Carver se trasladaron a un nuevo hogar, junto a la playa. Max, el hijo, se hizo amigo de Roland, nieto del farero. Juntos salían a pasear, a hacer submarinismo.  Roland y Alicia, hermana de Max, poco a poco, llegaron a tener una relación .
Un día Roland les enseñó un vuque hundido, el Orpheus. De repente una gran forma hecha de agua abrazó a Roland y lo arrastró mar adentro, Max lo consiguió salvar. Cuando Roland se recuperó les explicó el misterio del Orpheus: cuando el buque se hundió sólo sobrevivió Víctor Kray, su abuelo. Pero en esa historia había algo que no encajaba, así que los tres amigos fueron a ver a Víctor Kray para que les explicara la verdad: había un hombre, el Dr. Caín, también llamado el Príncipe de la Niebla, muy misterioso del que nadie sabía de donde había salido, que concedía favores y a cambio pedía lealtad absoluta. Max pensó que a la historia le faltaba algo. En su casa descubrió unas películas caseras. Eran de Jacob Fleischmann, el hijo de los antiguos propietarios de la casa, que murió ahogado. En una de ellas vio al chico: Roland y Jacob eran la misma persona. Fue a buscar al farero para que le contara toda la verdad: Fleischmann había pactado con el Príncipe de la Niebla para conseguir a Eva Gray, la mujer de Fleischmann, a cambio debía entregarle su primer hijo. Fleischmann intentó retrasar todo lo posible eso, así que pusieron a Jacob a cargo de Víctor Kray. No se supo más de los Fleischmann. Max y el farero corrieron hacia la playa con el objetivo de salvar a Roland. Al llegar vieron que el Orpheus había ascendido a la superficie, el Dr. Caín tenía a Alicia y a Roland atrapados. Max fue a rescatarlos. Alicia consiguió salvarse, pero Roland quedó atrapado bajo el Orpheus, que volvió a hundirse.
Alicia y Max siguieron en aquel barrio, junto a su familia y Víctor Kray se fue a otro país.
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domingo, 7 de abril de 2013

Lectura recomendada para el tercer trimestre.

Fernando el Temerario, de José Luis Velasco, narra las aventuras de un joven de origen humilde, Fernando Fadrique, en el convulso siglo XIII. Dos serán sus objetivos vitales: conseguir el amor de una dama y, para ello, ascender de clase en un mundo estamentario, donde el destino de un hombre  viene determinado por la calidad de la cuna en que nació. Publicado por la editorial Casals en la colección Bambú, podéis encontrarlo en la biblioteca del centro y en las librerías del pueblo. Feliz lectura.

martes, 2 de abril de 2013

ORGULLO Y PERJUICIO

Orgullo y prejuicio

En Orgullo y prejudicio, Jane Austen se ocupa de una realidad común en Inglaterra a principios del siglo XIX: las mujeres que no son ricas tienen que casarse bien. Y con "bien" queremos decir "con un hombre rico", de modo que cualquier tipo de una buena familia con un ingreso grande y constante cumple los requisitos para la Caza Matrimonial. ¿Hombres ricos pero no inteligentes, no guapos y aburridos? A la Sra. Bennet no le importa. Pues, ella tiene cinco hijas a quienes les hace falta una fortuna. Cuando un cierto (rico) Sr. Bingley se traslada a su vecindario y se interesa por su hija mayor, Jane, la Sra. Bennet se pone muy contenta y le hace de cupido, lo cual crea una situación muy incómoda para su familia y los espectadores inocentes.

Sin embargo, no es nada fácil. Mientras que el Sr. Bingley es relajado y amable, sus hermanas son esnobs maliciosas cuya actitud es fomentada por el Sr. Darcy. Él es guapo, rico y un amigo íntimo del Sr. Bingly y es insufriblemente orgulloso y altivo. Los Bennet están por debajo a su estatus social, pues el Sr. Darcy se comporta de forma desagradable que corresponde a dicha diferencia de estatus y es particularmente malo con Elizabeth, la hermana menor de Jane. Cuando el Sr. Bingley sugiere que el Sr. Darcy la saque a bailar, el Sr. Darcy responde que no es lo suficientemente hermosa. Los dos hombres tienen esta conversación, por accidente, donde Elizabeth puede oírlos. Ay.

Todo el mundo sabe que el Sr. Bingley se ha enamorado de Jane. El temperamento calmo de Jane oculta sus sentimientos verdaderos. (Ella lo quiere también.) Elizabeth charla con su amiga Charlotte Lucas sobre la situación. Ella le dice que tiene que demostrar un poco de cariño para no arriesgar perder al Sr. Bingley. Mientras tanto, el Sr. Darcy ha terminado de difamar a Elizabeth y empieza a sentir atracción hacia ella. Algo tienen sus "ojos finos".

De todos modos, las hermanas del Sr. Bingley invitan a comer a Jane, quien (según las recomendaciones de su madre) va a caballo a la mansión de los Bigley en la lluvia, se empapa, se enferma y tiene que quedarse en la casa de los Bingley. Elizabeth llega para cuidar a su hermana y para participar en intercambios ingeniosos con el Sr. Darcy. Estupefacto por su atracción, sigue mirándola fijamente, pero ella supone que es un idiota que trata de juzgarla.

En Longbourn (la casa de los Bennet), el Sr. Collins viene a visitar. Como él es el pariente más cercano del Sr. Bennet, el Sr. Collins heredará la quinta después de que el Sr. Bennet muera. El Sr. Collins ha decidido que sería bueno casarse con una de las chicas Bennet para conservar su casa. Parece que Elizabeth le gusta más pero él es, a propósito, un idiota que idolatra a su jefa, Lady Catherine. Es evidente que Elizabeth lo encuentra repugnante.

En cuanto a las hijas Bennet más jóvenes, ha llegado la milicia y están listas para lanzarse a cualquier oficial que venga por sus partes. Conocen a un encantador joven que se llama Sr. Wickham, quien hace amigos con Elizabeth rápidamente. El Sr. Wickham le cuenta a Elizabeth su triste historia, durante la cual le dice que todas las oportunidades de su vida fueron destruidas por el Sr. Darcy, y la convence de que el Sr. Darcy es el Mal Encarnado. Elizabeth cree todo lo que le dice el Sr. Wickham y se entera también de que Lady Catherine (la jefa del Sr. Collins) es la tía del Sr. Darcy.

Al día siguiente, todas las chicas Bennet reciben una invitación a un baile en Netherfield, la mansión del Sr. Bingley. Elizabeth se emociona por la oportunidad de bailar con Wickham y también por ver una confrontación entre el Sr. Darcy y el Sr. Wickham. El Sr. Wickham no asiste al baile pero el Sr. Darcy le pide un baile. El Sr. Collins se lo pide también pero su estilo de bailar es grotesco y hasta penoso. El resto de su familia le da vergüenza también: La Sra. Bennet dice que el Sr. Bingley probablemente pedirá la mano de Jane y Mary demuestra su falta de talento musical. Lydia y Kitty coquetean cursimente con los soldados.

A la siguiente mañana, el Sr. Collins pide la mano de Elizabeth pero ella tiene que casi golpearlo en la cabeza para que entienda su rechazo. No nos compadecemos mucho del Sr. Collins porque Charlotte Lucas, la amiga de Elizabeth, finge ser su amiga pero en verdad está buscando un esposo para sí misma. El Sr. Collins le pide su mano y ella acepta. Elizabeth queda estupefacta cuando se entera de su noviazgo. No puede creer que la prudencia de Charlotte le permitiría casarse con un hombre tan ridículo. Sin embargo, Charlotte le explica que es una soltera que no tiene perspectiva y preferiría tener su propia casa en vez de vivir con sus padres para siempre. Básicamente, a buena hambre no hay pan duro.

Una carta llega para Jane. Es de la Srta. Bingly y le dice que el grupo Bingley ha salido para Londres. La Srta. Bingly implica también que el Sr. Bingley está enamorado de la hermana del Sr. Darcy. Jane queda destrozada pero va a Londres con sus tíos, esperando conquistar al Sr. Bingley de nuevo.

Elizabeth va de viaje también para visitar a Charlotte, la recién casada. Parece contenta. Durante su visita, Elizabeth recibe una invitación para comer en Rosings Park, la quinta de Lady Catherine. Mientras está allí, Lady Catherine la interroga pero Elizabeth la maneja bien. Se entera de que el Sr. Darcy va a visitar pronto.

Al llegar el Sr. Darcy, él y Elizabeth tiene otro intercambio ingenioso en el comedor de Rosings Park. Él visita la casa de Charlotte a menudo, lo cual confunde a todos porque no dice nada, no parece que esté pasándola bien y nunca se queda más de diez minutos.

Mientras tanto, Elizabeth se entera de que el Sr. Bingley iba a pedir la mano de Jane pero el Sr. Darcy intervino. Por supuesto, su odio hacia el Sr. Darcy aumenta. Pero ese es el momento que el Sr. Darcy escoge para pedirle la mano.

Durante la propuesta, hay algunos comentarios como "Soy superior a ti" entre los de "Te quiero", lo cual no le gusta a Elizabeth. Ella lo rechaza y lo reprende. Dice que no es caballero y cita la historia del Sr. Wickham y el corazón partido de Jane como las razones principales de su ira.

El día siguiente, el Sr. Darcy le da una carta a Elizabeth y le pide que la lea. Contiene la historia completa sobre Wickham (es mentiroso, un jugador e intentó fugarse con la hermana menor de Darcy) y sobre Jane (el Sr. Darcy estaba seguro de que Jane no quería a Bingley pues intentó salvar a su amigo de una mujer que sólo quería su riqueza). Elizabeth tiene una gran transformación emocional y se arrepiente de sus acciones precipitadas.

Una vez vuelta a casa, Lydia, la hija menor, es invitada a ir con los oficiales a su próxima estación en Brighton. Elizabeth está en contra de este plan pero el Sr. Bennet deja que Lydia se vaya.

Los tíos de Elizabeth le piden que los acompañe en un viaje a Derbyshire, que es, a propósito, dónde vive el Sr. Darcy. Deciden visitar su quinta, que se llama Pemberley. Elizabeth acepta sólo después de enterarse que el Sr. Darcy no va a estar. Cuando llegan a la quinta, Elizabeth se impresiona con su buen estilo y mantenimiento. La criada halaga a su jefe mucho. Sorpresivamente, se tropiezan con el Sr. Darcy y se porta muy bien con los tíos de Elizabeth, lo cual la sorprende mucho. Darcy le pide a Elizabeth que conozca a su hermana, quien es muy amable pero muy tímida.

Antes de que podamos hacer las preparaciones para las bodas, Elizabeth se entera de que Lydia se ha fugado con Wickham. Este escándalo podría arruinar la familia pues el padre y el tío de Elizabeth tratan de localizar a la pareja renegada. El tío de Elizabeth salva el día y devuelve a los jóvenes novios sinvergüenzas. Cuando Lydia dice que Darcy estaba en su boda, Elizabeth se da cuenta de que hay mucho más a esta historia y le escribe a su tía para más información.

Cuando su tía responde, Elizabeth conoce la verdad completa: Darcy era la persona que salvó la honra de la familia Bennet. Él localizó a los novios y pagó los deudos enormes de Wickham y en cambio Wickham se casó con Lydia. Cuando Darcy llega con Bingley para una visita en Longbourn, Elizabeth procura hablar con él pero no tiene la oportunidad. Parece que Darcy ha hablado con Bingley sobre Jane y todo está bien con eso. Bingley le pide la mano eventualmente y ella acepta su proposición.

Luego, Lady Catherine visita a Longbourn y trata de decirle a Elizabeth que rechace cualquier proposición de Darcy. Elizabeth se enoja – ¿por qué pretende esta mujer controlarla? – y básicamente le dice que se esfume. Más tarde, Elizabeth y Darcy están paseando y dicen todo lo que hay que decir: "Gracias por salvar a mi hermana de la ruina." "Lo hice por ti." "¿Me odias todavía?" "No." "Te quiero." Etc. Deciden casarse.

Fin (feliz).