Las tres hermanas Brönte
nacieron y vivieron en el siglo XIX. Las tres escribieron y las tres
tuvieron breves y desafortunadas vidas. Sus obras son clásicos
reconocibles por cualquier lector aficionado y muchas de ellas han
sido llevadas al cine. Bajo una pátina superficial de cursilería,
sus novelas son realistas, duras, inteligentes. Emily escribió
Cumbres borrascosas; Charlotte, Jane Eyre, y Anne,
Agnes Grey; todas ellas
fueron denostadas por ser “obras de mujeres” y en gran medida
impúdicas (según el concepto de pudor de la época); más tarde se
elevaron a la categoría de clásicos. He aquí un fragmento de
Cumbres Borrascosas:
“Mis
grandes sufrimientos en este mundo han sido los sufrimientos de
Heathcliff, los he visto y sentido cada uno desde el principio. El
gran pensamiento de mi vida es él. Si todo pereciera y él quedara,
yo seguiría existiendo, y si todo quedara y él desapareciera, el
mundo me sería del todo extraño, no me parecería que soy parte de
él. Mi amor por Linton es como el verde de los bosques. El tiempo
hará que cambie, estoy segura, como el invierno cambia los árboles.
Mi amor por Heathcliff se asemeja a las rocas eternas que sobresalen
profundamente enterradas en la tierra: son motivo de escaso goce para
quien las contempla, pero al mismo tiempo son necesarias. Él es mi
propio ser, nunca podremos separarnos, es imposible. Nelly, ¡yo soy
Heathcliff! “
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